La aparición de Kanye West (Ye) y su esposa Bianca Censori en la alfombra roja de los Grammy 2025 generó una ola de indignación y debate. Más allá de las excentricidades habituales de West, el incidente reveló una dinámica preocupante de poder y cosificación, donde Censori parece ser utilizada como una herramienta para la autopromoción y el despliegue del ego masculino de su esposo.

Este patrón de control y manipulación no es nuevo en la vida de Kanye West. Durante su matrimonio con Kim Kardashian, también fue un tema recurrente el que él la vistiera y la transformara en una extensión de su propia imagen y marca. Desde cambiar su estilo por completo hasta imponerle ciertas prendas y restricciones, West ejerció un control considerable sobre la imagen pública de Kardashian.

El momento clave en los Grammy se produjo cuando Censori, siguiendo aparentemente las indicaciones de West, se despojó de su abrigo de piel para revelar un atuendo transparente y ajustado que exponía su cuerpo casi por completo. La yuxtaposición entre la apariencia recatada de West y la desnudez forzada de Censori no es casual. Como señala la profesora Shira Tarrant, esta imagen evoca tropos culturales arraigados que asocian la desnudez femenina con la disponibilidad y el consumo público, mientras que el hombre permanece vestido y en control.
Expertos en moda y sociología coinciden en que la intención de la pareja era generar impacto y atención, un objetivo que lograron con creces. Sin embargo, este despliegue calculado también plantea preguntas incómodas sobre la agencia de Censori y el papel de West en la orquestación de este espectáculo. Mientras algunos defienden la libertad de expresión y la interpretación individual de la moda, otros argumentan que la puesta en escena recuerda a prácticas machistas donde las mujeres son utilizadas como objetos para el beneficio y la validación del hombre.
Leora Tanenbaum, autora del libro «Sexy Selfie Nation,» sugiere que la desnudez de Censori desvió la atención de la problemática historia de comentarios y comportamientos de odio de West. Al centrar el foco en el cuerpo de su esposa, West no solo reafirma su imagen de «macho alfa» con una «esposa sexy», sino que también desvía la conversación de sus propias acciones y palabras.
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Este no es solo un despliegue de poder sobre Censori, sino también sobre el público. Nadie en la alfombra roja de los Grammy consintió en ver a Censori desnuda, ni tampoco aquellos que se encontraron con las imágenes en redes sociales. West impone su visión y su control, no solo sobre su esposa, sino también sobre la mirada del espectador.
Más allá de la controversia inmediata, el incidente plantea interrogantes sobre el futuro de la moda y la cultura. Si bien la desnudez por sí misma ha perdido su capacidad de impactar, la estrategia de West y Censori revela una nueva forma de utilizar el cuerpo femenino como herramienta de autopromoción y reafirmación del poder masculino. Queda por ver si esta tendencia continuará o si la industria de la moda encontrará nuevas formas de expresión que no impliquen la cosificación y el uso de las mujeres como meros objetos.
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